Cuenta la leyenda urbana, que el día que salió publicado esto, el dueño del diario del Cusco, compró todos sus periódicos, los quemó y castigó al responsable de corrección (Claro no sin antes, arremeter contra otros trabajadores). Los matutinos que sobrevivieron se guardan en algunos archivos. Yo enmarqué mi contratapa, la conservó y de vez en cuando, la releo para recordar que el periodismo escrito (gracias a sus errores) puede llegar a ser entretenido. Todo un clásico, señores.
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1 comentario:
mmm, valgan verdades, lo que cuentas es una leyenda, y supongo que queda en el recuerdo como leyenda, luego del error y de haber hablado todo lo que debíamos terminamos el día de esa publicación comiendo pizza y tomando pisquito, los seres humanos somos seres humanos y felizmente ese error quedó en el olvido sin que ningún trabajador del Diario del Cusco fuese castigado más allá de una severa llamada de atención... El dueño entiende los errores humanos, felizmente, sino muchos de nosotros, trabajadores del Diario, estaríamos trabajando en algún otro medio...
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