martes, julio 07, 2009

CiNcO dEdOs De FuRiA ::: Momentos Jacko

Cuenta mi madre que cuando me esperaba, se lanzó Billie Jean y que por poco me bautizan con ese nombre. Que a los pocos meses ya en este mundo, me movía zigzagueante con Thriller. Qué de niño, me quedaba pasmado al ver como Jacko desafiaba la gravedad en Smooth Criminal o con la metamorfosis al final de Black or White.

Ayer, después de renegar en la U (por trámites de miércoles en martes) logré captar el final de la despedida a Michael Jackson. Era curioso. Una vez que el ataúd salió del recinto. Un haz de luz encendió el medio del escenario. Un pedestal alto con su micrófono oscuro se dejaban ver. Nadie se acercó por varios segundos. Ahora sí creo que el show acabó.


5.- Jam fue tal vez su último gran éxito. Un estimulante coqueteo con el rap. El video con los dos Michaels (Jackson y Jordan) era una gozada de factura técnica indiscutible. Después del Dangerous todo se vino cuesta abajo.



4.- En el 87, Jacko convence a Martin Scorsese para dirigir el video de Bad. Como era demasiado largo para emitirse completo, los canales pasaban sólo 4 de los casi 20 minutos que dura esta joyita. Chéquenlo para darse cuenta de la magnificencia de una simple pero faltosa interrogante ¿Quién es malo?



3.- Equivocadamente pensaba que el intro de guitarra de Beat it lo hizo Eddie Van Halen pero según Ayar de Morkill, la participación del holandés fue con un solo a la mitad del tema. Como sea, Beat it tiene un fuerza arrolladora. Una invitación para sacudir la cabeza mientras te muerdes los labios. El video fue dirigido por un tal Bob Giraldi y parece ser que fue lo más relevante que hizo en su vida.



2.- Moonwalker, no era una película, era un sancochado a la sazón del rey. Una rareza onanista que convertía a Michael Jackson en una excentricidad andante. Ni negro ni blanco, él era un transformer. He perdido la cuenta, de las veces que me enganchaba los domingos en la tele, con la exclusiva intensión de disfrutar de la perfecta Smooth Criminal. Violenta y mágica, para que más.



1.- Quitemos los efectos especiales, retiremos las carísimas escenografías made in Hollywood y despidamos a los millones de chupasangres. Se queda él ante un público extasiado, acompañado sólo con su música y ese talento innegable para atraer la atención. Admitámoslo, el hombre era todo un espectáculo, su problema fue olvidar que los reflectores se apagan después del show.

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